Por Natalia Ibáñez, Ejecutiva de Cuentas Senior

En el mundo actual, interconectado y competitivo, el conocimiento y uso de la tecnología es un factor clave del desarrollo económico, social y político.

Una relevante discusión ha comenzado a desarrollarse en el mundo académico en torno al sentido de la educación en la sociedad digital y los contenidos o disciplinas que ella debiera considerar. La humanidad vive una era de progreso exponencial, sin embargo, dentro de este contexto, es imposible dejar de preguntarnos ¿Tenemos actualmente un sistema educativo que acompañe este proceso entregando las herramientas adecuadas para el aprendizaje y los desafíos del futuro?

La educación está en un punto en el que es completamente necesario avanzar en innovación para mirar hacia un futuro, que, si bien es incierto por definición, hay algunos principios que son irreversibles y sobre los que se puede actuar inmediatamente.

Es una realidad, el protagonismo que tiene hoy la tecnología, los alumnos disfrutan de nuevas experiencias dentro y fuera del aula. Un reciente estudio de la Subsecretaria de Telecomunicaciones (Subtel) y la empresa VTR, llamado «Censo Digital», identificó que 4 de cada 10 niños encuestados pasan conectados más de tres horas al día a internet, y un 67% lo realiza desde su smartphone. La muestra incluyó a 3.300 usuarios de redes sociales de colegios de la Región Metropolitana (RM), de los cuales se analizó el comportamiento en las plataformas digitales.

Pero, al mismo tiempo, en las aulas chilenas no se les prepara para el mundo real, el cual se encuentra mediado por la tecnología y que muchos siguen oponiéndose a este cambio innegable que vive la sociedad, argumentando que el uso de tecnologías en la sala de clases, como un smartphone, afectan negativamente el rendimiento del escolar.

Por ello, sin contradecir esta premisa, pero si entendiendo que nos encontramos frente a un mundo globalizado en que la tecnología es parte del diario vivir, es urgente la creación de nuevas políticas públicas que sustenten y proyecten los desafíos educativos para el futuro del país, con el fin de que los niños y niñas puedan desde temprana edad entender la importancia del uso de la tecnología. Así también, que los jóvenes puedan estudiar carreras que sean viables y que puedan aportar y adecuarse al mundo laboral, adaptándose a los desafíos actuales con el fin de evitar problemáticas como la pasada huelga de Walmart, que alertó sobre las implicancias que tiene el rápido avance de la tecnología en los puestos de trabajos.

Este hecho nos recuerda que la necesidad de adaptar nuestra fuerza laboral es un problema grande y urgente. El futuro y el presente de la educación, es un desafío que implica un trabajo colaborativo e interdisciplinar, que con el apoyo de las nuevas tecnologías y con la colaboración de toda la comunidad educativa – familia, profesores y estudiantes – se puede avanzar significativamente en la materia.