Por Natalia Ibáñez, ejecutiva de cuenta senior de Strategika

En un mundo globalizado, donde no existen barreras geográficas, internet se ha transformado en un medio de pago óptimo que trae consigo innumerables ventajas, pero también riesgos que podrían ser un dolor de cabeza. Realizar compras por vía web, ya es una práctica habitual. Los consumidores están perdiendo el miedo al modelo eCommerce, mostrándose más confiados a la hora de realizar una transacción en línea.

Un consumidor busca menos desplazamientos y máxima comodidad, y hoy, con tan solo un clic puede comparar precios y adquirir un producto o servicio que le parezca más conveniente. Pero existen riesgos que se deben considerar y por ello es importante tomar precauciones para que la experiencia utilizando los canales financieros digitales, sea provechosa, satisfactoria y segura.

Los incidentes que han afectado últimamente a la industria financiera manifiestan la fragilidad del sistema frente a la vulneración de los datos personales. Por lo tanto, la ciberseguridad surge como concepto clave para proteger información sensible y así evitar que los usuarios sean víctimas de fraude. Si bien las instituciones financieras son las primeras en resguardar la seguridad de los sistemas, las personas también deben adquirir y practicar una cultura que promueva la protección de los datos personales.

La vulneración de la ciberseguridad contempla desde cómo preservar la privacidad de una persona, para evitar la suplantación de identidad, hasta el hackeo de los datos y tarjetas bancarias y comerciales. Muchos han visto sus cuentas afectadas por no utilizar las medidas de seguridad sugeridas y continúan utilizando la contraseña 123456, lo que evidencia que muchos usuarios minimizan los riesgos existentes.

Pero ¿Cómo protegerse ante un eventual fraude? Al realizar transacciones por canales remotos, ya sea teléfono, computador y tablets es preferible utilizar equipos con medidas de protección adecuadas y cuyos sistemas operativos cuenten con las últimas actualizaciones, evitando el ingreso a sitios web mediante cuentas públicas, como las disponibles en restaurantes, cafés, bares, entre otras, ya que implica un mayor riesgo de vulnerabilidad.

El impacto de internet en la vida diaria implica múltiples beneficios, pero a su vez pone en riesgo la privacidad de nuestros datos y abre la puerta a los ciberdelincuentes. Los usuarios somos vulnerables y los gobiernos y autoridades deben legislar para proteger a la ciudadanía de esta amenaza que va en aumento día a día, más aún con la irrupción de las nuevas tecnologías como la llegada del 5G que se proyecta para el 2020.